viernes, 10 de marzo de 2017

¿CÓMO POTENCIAMOS EL MIEDO?



Cuando tenemos miedo, caemos muchas veces en la destructiva manía de ofrecerle todo nuestra atención. De esta manera, lo que en un principio parecía una simple molestia, se convierte en un problema que incluso se puede llegar a cronificar.  

Potenciar es aumentar el poder o la eficacia de algo o de alguien y sí, nosotros tenemos esa capacidad tanto con las emociones más constructivas como con las más destructivas. De la misma manera, podemos hacerlo con nuestro entorno (nuestros amigos, nuestra relación sentimental o nuestro trabajo) y por supuesto con nosotros mismos. Es un trabajo entre percepción y creación, puesto que nuestros pensamientos también cambian nuestra vibración y por ello atraen o repelen según qué situaciones y vivencias. 

¿Qué es lo que ocurre cuando tenemos miedo? Parece que lo convertimos en un pozo donde dejamos caer toda nuestra incomodidad, no lo desmigamos y normalmente lo convertimos en una bola densa difícil de cargar o de digerir. Generalmente no tenemos un único miedo, lo que hacemos es coger pequeñas piezas, como pequeños engranajes y al mezclarlos lo convertimos en algo grande, algo mucho más difícil de lo que hacerse cargo. También dependiendo de como "enraizado" tengamos esta emoción nos resultará mucho más fácil o difícil reconducirla o hacernos cargo de ella. 

Nosotros potenciamos el miedo al darle un poder sobre nuestra existencia. Cuando nuestras necesidades y placeres se basan en un condicionante y ese condicionante es el miedo, estamos perdiendo energía y además estamos yendo en dirección contraria a nuestro destino. Normalmente el miedo nos genera obligaciones, inmensas cargas que muchas veces son antónimos a lo que realmente nosotros deseamos, de esta forma no vamos a favor de la dicha, ni de la paz, ni de la felicidad. 

Por si te lo estás preguntando; no existe ninguna manera de borrar el miedo de un plumazo. De hecho el miedo es una condición humana que tiene cierta importancia, pues nos mantiene vivos y además nos ayuda a observar las cosas de otra manera. Sin embargo se convierte en algo realmente venenoso cuando nos volcamos en él.

El miedo se trabaja de manera constante, incluso las mujeres y los hombres sabiduría tienen sus propios miedos ¿qué hacen ellos? Lo examinan y se ocupan de él con amor, puesto que la energía del amor es la única que nos puede ayudar en los momentos en los que el miedo activa nuestros sistemas de ansiedad y descontrol. 

A veces no sabemos muy bien cómo llevar a cabo ese amor, desde dónde hacerlo emerger y cómo proyectarlo hacia esa sombra del miedo. De forma que parecemos caer en un ciclo vicioso donde de nuevo nos sentimos desamparados y sin herramientas suficientes para hacerle frente. De esta manera nacen todas esas personas adictas a rutinas destructivas que no son capaces de hacerse un hueco para amarse inmensamente, ocurre exactamente lo mismo con todas esas personas repletas de "qué haceres" alejados de un placer para poder experimentar esta vida terrenal con toda su magia... Al final, el miedo nos hace esclavos y de la misma manera nos hace estar aún más enganchados a esa "droga" que creemos necesitar para vivir sí o sí. En este caso: S I M P L I F I C A. 

Venimos de la naturaleza y la naturaleza no necesita de tantas cosas como nos han convencido a nosotros que necesitamos, con esto quiero decir que una parte de nuestra esencia y de nuestro ser está ligada con la forma innata en la que La Madre Naturaleza se desenvuelve. Sabiendo esto, quizás sea buen momento de replantearse qué es lo que realmente necesitamos; aquello que está ligado realmente a nuestra sensación de plenitud y no de ahogo y tampoco de agobio constante por cumplir con determinados pesos impuestos.

Haciendo esto vamos a lograr desmontar el miedo en pequeños pedazos de los que nos va a resultar mucho más fácil hacernos cargo. Además podremos observar las raíces de dónde salen y des-potenciarlos (quitarles el poder que les hemos otorgado). 

En relación al tarot, muchas veces en una consulta puede salir el motivo por el cuál potenciamos según qué miedos: puede ser un patrón emocional relacionado con la familia, un shock por una antigua experiencia, algo inyectado por el entorno o incluso una ambición o un deseo que vemos tan lejanos que nos resulta imposible posicionarnos en nuestro privilegiado presente y de aquí, de esta brecha que nos provocamos, emerge un miedo. El miedo puede ser también un reflejo a nuestra necesidad de control o de conocimiento, puesto que es una de las cosas divertidas con las que lidiamos es esa "batalla" entre mente-corazón que nos lleva a auto-descubrirnos y a descubrir el mundo desde diferentes ángulos. 

Generalmente cuando ese miedo aparece en una tirada de cartas también aparece junto a su motivo la solución para convertirlo en algo ligero y liviano, porque parece como si el miedo se reflejase físicamente en forma de peso que nos hunde en lo más profundo de nuestros océanos. Pueden recomendar algunos actos de psicomagia (como ya he explicado en otras entradas de este mismo blog) y dan una información con la que nos ponemos manos a la obra. La forma con la que el tarot nos ayuda a quitarle potencia al miedo es precisamente mandándonos aclaraciones sobre lo que nos ocurre, una realidad que quizás habitaba en nuestro inconsciente pero a la que nos resultaba muy difícil acceder. 

Todo eso que podemos escuchar es sagrado, por ello nos recolocará y nos posicionará en un nuevo lugar para poder seguir jugando con la vida desde un punto rebosante de ventajas. Conocer algunos motivos, así como la solución a los mismos (aunque pensemos que el miedo es súper difícil de desinflar, realmente las soluciones más "básicas" y "sencillas" suelen ser las que mejores resultados nos aportan).

Como comentaba antes, el miedo siempre va a existir (hasta que nos muramos e incluso hay seres que lo siguen sufriendo después). Lo que debemos hacer con el miedo es colocarlo en su justa medida donde le corresponde, ni más ni menos. ¿Y qué lugar corresponde al miedo? El lugar de que es un maestro ideal para observarse por dentro a uno mismo y preguntarnos "¿Dónde me falta amor?" "¿Por qué me permito esta ansiedad?" "¿Por qué experimento este sufrimiento?" "¿Por qué siento que no soy merecedor de algo mejor y caigo en las fauces de la esclavitud que me impone el miedo?" De hecho, esta última pregunta es clave. Quien más miedo siente, sea consciente o no, es quien se siente menos merecedor de algo mejor. 

La actitud de merecedor abarca todos los ámbitos de nuestra vida, cualquiera que sea tu duda, ahí mereces algo mejor: trabajo, dinero, pareja... Incluso cuando las madres sufren miedos por sus embarazos es porque una parte de ellas, aparte de estar aterrorizadas por todo ese cambio energético físico-espiritual que están viviendo a flor de piel, siente que no son merecedoras de un buen embarazo y de un buen parto. 

Por supuesto que las cosas pueden pasar inesperadamente, incluso aquellas sobre las que nunca hemos tenido miedo porque los "accidentes" ocurren... pero ¿de qué vale estar sufrimiento por un largo periodo de tiempo? Porque adelantarnos a los acontecimientos, sinceramente, no trae nada bueno ni para el espíritu, ni para la mente, ni para el corazón. Normalmente además solemos equivocarnos, el miedo no es el mejor guía en estos asuntos, para ello es mejor llamar al maestro amor. 

El tarot es un buen punto de apoyo, conexión, información para el camino de la aceptación y el desmigamiento del miedo. Así es como lo uso en cada consulta. Cuando alguien pregunta algo desde el miedo, entre esa persona y yo observamos las cartas, comentamos la energía que se despierta, los sentires de su alma que emergen en las puertas de los arcanos y con las palabras de sus guías colocamos esas ventiscas donde les corresponde. Evidentemente no es un trabajo de un solo día pero sí es un buen y constructivo primer punto de salida. 

Amalia B.
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